NO QUIERO SER UNA ISLA
No siempre reconozco el mundo que tengo a mi alrededor de la misma manera. Si estoy feliz, si la vida me sonríe, el sol alumbra y da calor aunque llueva a cántaros, la luna está plena de luz aunque esté en la fase de luna nueva, el otoño es primavera y la tristeza alegría.
Qué poco objetivos somos, como nuestro estado emocional actúa como un tamiz por el que filtramos nuestra vida, dejando pasar sólo aquello que sustenta y prolonga ese limbo de sensaciones.
Cómo luchamos para que nada contamine nuestro estado, cómo nos apartamos de la tristeza, cómo ignoramos el sufrimiento, cómo prescindimos de la incomodidad, cómo..., en suma, desdeñamos la realidad.
Siempre hemos dicho que cuando estamos felices somos mas tolerantes, comprensivos, respetuosos,...Pero..., francamente creo que no es así, simplemente somos displicentes. Al otro mundo (el resto del mundo) lo miramos sin fijar la vista, lo oímos sin escuchar, pasamos sin taconear para no ser percibidos. No nos interesa.
Estoy pasando por un buen momento, pero me gustaría no ser una isla. No quiero que este mundo de sensaciones, que percibo en toda su intensidad, me reste sensibilidad para reconocer la realidad y participar de ella.
Un cordial saludo
Nora
8/12/2004
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