LLUVIA AUSENTE
Suave pero fría, atenta pero ausente, complaciente pero calculadora, dulce mentira obstinada se deslizaba en gélido torrente desde mi frente, mis pechos a mi vientre y acababa anidando allí donde la mentira es piadosa en algunos momentos.
Solo era sexo complaciente y helado, casi desganado pero terco y amargo, el día siguiente era el más difícil para sobrevivir al frío de la ausente conciencia. Me desgarraría el pecho con sable de acero con tal de retroceder el reloj y no haber accedido al despropósito de cambiar soledad por mierda.
Y aun así ya son tres las veces que traiciono a mi alma. Hoy me aborrezco.
Ghélida
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