EL PRECIPICIO DE LA SOLEDAD
Ya no te interesan aquellas cosas que ocuparon tu vida. Lo que cuidabas como un íntimo tesoro ha desaparecido, y ya tampoco preguntas al azar por o qué no te dio.
No eres lo que fuiste y no darás el paso hacia lo que serás y ya no deseas ser. Te han cambiado los años. Apenas te reconoces en aquella que un día emprendió el camino.
¿Qué ha hecho el tiempo de ti? ¿Qué ha sido de los sueños que soñabas cuando todo era posible?
No sabes lo que ha pasado, o, ¿lo sabes muy bien?
El paso de los años te hace ver tu indigencia. Todo huye, junto al descampado que habitas. Nada se para, ni tú deseas que nada se detenga a tu lado.
Tal vez sea mejor así. Las cosas una vez más llegan demasiado tarde, cuando ya no te interesan y tu cabeza está ya en otros lugares distintos y extraños.
Y aunque sabes que la destrucción viene por rachas, estás cansada de seguir la vida en cualquier sentido. Miras -indiferente, conforme, sin tristeza- cómo llega la sombra.
Las llamas del crepúsculo se apagan a lo lejos. Cierras los ojos. Y una vez más, como cuando niña, como un siempre olvidado, al despertarte, arrasa el precipicio de la soledad.
Un saludo para ustedes en esta calurosa tarde.
Hetaira
20/06/2003
1 comentario
Sakkarah -
Saludos.