RESPONDIENDO PREGUNTAS, ELLA EXISTE, ES REAL Y ÚNICA

   

Ella es real, hermosa y radiante como el sol naciente de la primavera, sencilla y grandiosa, como el ocaso del sol dándole paso al brillo inigualable de la luna, brillo que no es mas que una burda imitación que la naturaleza hizo de su sonrisa encendida

De un corazón inmenso que intenta en vano ocultar porque nadie puede ponerle puertas al mar, su corazón se le sale en cada palabra en cada gesto, en cada beso caricia o abrazo, y me golpea, envuelve acaricia e inunda como las olas lo hacen con las rocas de la orilla, en una sucesión de embates majestuosos, diferentes e irrepetibles de la misma manera que majestuosos, diferentes e irrepetibles son sus besos de auténtico terciopelo.

Ella mas que real es ideal, el paradigma de lo soñado hecho realidad, carne y espíritu en perfecta comunión suavizando el corazón endurecido, roto y gastado de un viejo guerrero bárbaro, que cuando se halla a su lado solo admite ser comparado con un dios en el olimpo de la felicidad.

De un cuerpo firme y hermoso, suave como las nubes del cielo, envolvente como el manto de una diosa, cálido como el trópico, acogedor puerto donde refugiar el velero del deseo, tierra donde sembrar la primavera, frutal para cosechar los frutos del amor, piel para sentir la vida a través de sus poros, pero lo mejor que tiene su cuerpo no es su belleza ni sus cualidades excepcionales, si no que se trata del envoltorio que cubre a la mujer tan excepcional que es única, tan grandiosa que estar a su lado un segundo tiene más importancia que conquistar el paraíso eterno.

Si, es fácil enamorase de ella, que ocupe todo el corazón a cada rato del día porque yo la amaba aún antes de conocerla, de saber que existía, quizás la amaba de esa manera porque siempre soñé con ella, y dudaba de su existencia hasta que la tuve entre mis brazos.

Quizás incluso después de haberla tenido entre mis brazos todavía dudo que pueda existir una mujer de esas características, a pesar de lo mucho que ella me ha demostrado poseerlas.

Nunca le he peguntado ni le preguntaré que ha visto en mí, ni el motivo de su amor, me limitaré a colocarla en el pedestal que merece, a amarla porque no sé ni quiero hacer otra cosa, nadie que la conozca puede obrar de otra manera que no sea: AMARLA, y dar gracias por haber sido el afortunado de su elección.

Un guerrero bárbaro 

 

Gwendall

29/11/2003