MIRANDO HACIA DENTRO
No tengo lemas aprendidos,
metas ni banderas,
me nutro de aventuras de dos días
y un cuarto de melancolía.
Mi camino es errante
y llevo mis pies desnudos,
a modo de un caminar sincero.
Pero no me engaño del todo,
sé que mi alma oculta la injusta suerte
de una pasión baldía.
¡Benditas la obligaciones
que ocultan el lenguaje del corazón!.
Y entre tanto, en mi equipaje conservo
el mendrugo de un beso,
siempre el último que me dieron.
A veces canto baladas de cuentos e inventos,
entremedio... oculto un amor imposible,
lo confieso.
En ocasiones, como el ancla necesaria
para que mi nave no naufrague,
intento recordar que un día
a mi me amaron de verdad.
Y eso fue cierto, con palabras y hechos.
¿Quién no tiene una historia semejante que contar mirando hacía dentro?
Yo solo me entretengo...
Anagrama
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