SIEMPRE SE ACABA EN LA CAMA
El caso es que se acaba siempre en la cama. En la cama se empieza por nacer; media hora después, nos volvemos a meter en la cama; luego volvemos todos los días a intervalos regulares. Si estamos cansados o muy tristes, vamos a echarnos en la cama. Si estamos enfermos, he aquí que se presente incluso un científico, que ha consumido largos años sobre los libros, ha estudiado los misterios de la naturaleza, ha seccionados los cuerpos; nos examina, nos interroga, piensa, y acaba diciendo que tenemos que meternos en la cama.
Un buen día nos enamoramos. Se empieza con suspiros, paseos y palabras dulces, intervienen los parientes, se preparan vestidos, lencería, muebles, utensilios de cocina; se sacan papeles, se va arriba y abajo por las escaleras del registro civil, se frecuenta la sacristía, se toman acuerdos con el párroco, se procede a la difícil elección de los testigos, se hacen mil cosas laboriosas y complicadas, se fija el día, se establece la lista del banquete, se difunden los anuncios y las invitaciones, se adquieren billetes de avión. Y ya se sabe dónde se va a parar...
Llegará un día en que estaremos en la cama por postrera vez. Entonces, salvo excepciones, llevaremos el mejor de nuestros trajes. La casa estará llena de amigos y los vecinos se emplearán a fondo; nuestros familiares gritarán, se asombrarán, llorarán, muchos tendrán gestos descompuestos y todos harán cosas inútiles; no habrá nadie que no tenga un aire preocupado y que no parezca un león enjaulado.
Sólo nosotros estaremos tranquilísimos. Tumbados en el mueble más importante de la casa, permaneceremos completamente ajenos a la confusión general y no compartiremos en absoluto los sentimientos de los presentes. No tendremos ningún tipo de preocupación, ni siquiera la más pequeña; para nosotros todo estará resuelto; y mientras que la primera vez que estuvimos en una cama llorábamos desesperadamente, ahora, que será la última vez, tendremos en los labios, si no incluso la mejor, sin duda la más fina, ambigua e irónica de nuestras sonrisas....
Un saludo señoras y señores, si me lo permiten.
Hetaira
27/11/2003
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