DECÍA YO ESTA NOCHE QUE...

   

La visión que nosotros podamos tener en cuanto al concepto de Verdad, bajo mi punto de vista, está estrechamente relacionado con la percepción que tenemos cada uno de nosotros de nuestra propia realidad y de la que acontece en el entorno que vivimos y también en el que intuimos simplemente.

Ni siquiera podemos estar seguros de cual es nuestra verdadera realidad, mucho menos de la que acontece a nuestro alrededor o en otros planos de existencia, a ésta altura del camino recorrido supongo que no se nos escapa a ninguno las limitaciones de nuestras propias capacidades de comprensión y sabiduría, límites establecidos por nuestra propia condición de materia, y a eso le tenemos que añadir que la vida está en continuo movimiento condicionado por múltiples factores, entre ellos los de nuestros propios actos y evolución, porque es obvio que no se desvela la siguiente etapa de comprensión hasta que no estamos preparados para asumir la anterior.

Con las limitaciones de toda esta complejidad de una realidad relativa por cambiante y parcial, nosotros tenemos que elaborar un “mapa” de la realidad que alcanzamos a comprender y a ese mapa le llamamos “nuestra verdad”, no nos queda más remedio, nos lo demanda nuestra mente racional.
Esa frase transmitida a lo largo de los siglos de "La verdad te hará libre", es en su sencillez un reto que nos lleva toda una vida asumirlo. La coherencia y la fidelidad a nuestra verdad diaria, sin importarnos la que venga mañana tal vez sea la clave del despertar de las conciencias.

Son los que están convencidos de que su verdad es absoluta los que están deseosos de predicarlas al prójimo.
Los motivos se me escapan, tal vez algo dentro de ellos demanda confirmación y reafirmación y en el fondo subyace el deseo o la necesidad de encontrar “algo” que le lleve más cerca de su propia verdad, probablemente cada uno de ellos tenga su propio motivo para pretender que el otro se mire en su espejo.

Si lo meditamos, son justamente los que creen saber las verdades los que más las desconocen, pero de eso no tienen ni idea en ese momento.
Muchas veces hemos oído decir que cuánto más se acerca uno a la sabiduría más humilde se siente, creo que está estrechamente ligado a lo que hemos comentado, a medida que el hombre evoluciona interiormente, así como se hace consciente de su propio poder de dios en sí mismo también se hace consciente de ser semilla pequeña en una inmensa cosecha, de la cual desconoce la extensión, el fruto, la fecha de la maduración y hasta al agricultor, al que venera por deberle todo pero al que jamás ha visto.

Su verdad es la de cada momento, cambiante, porque eso es adherente a su propio desarrollo y a las inclemencias del tiempo que lo nutren de experiencias pero lo modifican continuamente.
Tal vez ser consciente de ser semilla sea su primer paso para acercarse más a una verdad más real.

Aquí les dejo la mía de hoy. Saludos.

Amate

20/11/2003