DE NUEVO ME ACORDÉ DE INÉS
Esto que voy a contar, aunque parezca inventado, juro por mi honor que a mi me ha pasado. Hace muchos años sucedió, y aunque lo tengo casi olvidado, ¡vive Dios! que cuando me tiro un pedo, sin poderlo evitar ni remediar, me arrecia a la mente aquello que sucedió y me río con inusitado denuedo.
En un pueblo ocurrió, en los albores de los cincuenta, yo era un niño muy pillín, bastante más de la cuenta, y de "armas tomar"; una de mis pasiones era ir a un "prao" para ver a las niñas mear; porque entonces ¡mire usted! no había en las casas water ni bidet.
Sucedió que...
La Inés, moza bella desde la cabeza a los pies, lozana, aunque un poco marrana, sabía que a las tres, antes de comer en el prado mearía y el chichi la vería ¡Ay que chichi madre mía! El corazón a cien me latía, las piernas me rilaban y la boca amoratada se quedaba.
Debo decir, que me llamo Andrés, para que este cuento no se entienda al revés.
Pues como relataba, a lo lejos, por la loma de la "mal parida" divisé a Inés que cantarruneando una canción bajaba con la vista hacia aquella higuera dirigida, donde solía con frecuencia a su urgencia darle salida.
Escondime para que no me viera, ¡hice bien!, pues de haberme divisado me hubiera perdido ese torrente alocado que por aquel agujero salía en forma de meado.
No viome porque escondime detrás de una parra bien frondosa desde la que divisaba la higuera donde ella su pena redime y para que pudiera ver bien aquella cosa tan fabulosa, que me hacía ver el claro día con nebulosa.
Pero héteme aquí, que la Inés debajo de aquella higuera no se bajó la braga ¡malvada! pensé... y hacia más allá dirigió sus pies. Seguila con sigilo, (yo nunca tiro la toalla) y justo, debajo de aquella valla, sin que supiera que yo la observalla, de su culo un sonoro pedo sonó a la vez que decía: "Toma castaña Andrés". Juro por mi madre, que a mi me parecieron tres.
Mudo me quedé, no sabía que hacer. ¡Rediez! pues un pedo dedicado por una dama, no es muy corriente que digamos. Siguió Inés otro tramo y al momento otro sonoro pedo me dedicó: "Toma castaña Andrés", más fuerte lo dijo esta vez. Ese pedo de verdad que lo podía haber grabado "La voz de su amo" a la sazón empresa discográfica de mucho reclamo.
Nervioso, aturdido y medio mareado por los efluvios que emanaban del culo de mi dama, me olvidé de la meada, y me temía lo peor: una gran cagada me esperaba, y eso ¡no señor! eso no le mola a un servidor, por lo que decidí antes de que aquello se complicara hacerme ver y dar la cara.
Al verme Inés, sorprendiose y al parecer alborozose, pues es sabido que de mis favores ella prendiose.
- ¡¡¡Caramba Andrés!!! ¿Desde cuando vienes en mi compañía? Díjome con una cara un tanto huraña.
- ¡Desde que me dedicaste la primera castaña!
Juro por mi honor que esto sucedió en un pueblo de España.
Castelar-
28/09/2003
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