¡¡TODA LA VERDAD DE CASTELAR CON LA NOVIA-INFIEL, Y UN SERVIDOR DE USTEDES!!
Mi querida Novia-Infiel: está visto que se toma usted muy a la ligera cuestiones tan serias y delicadas como las plantaciones, crecimiento y repoblación forestal de cálcicos ornamentales.
Y tras agradecerle que jamás me los haya "puesto" de día, o con la luz encendida... paso a comunicarle para su conocimiento y efectos posteriores, que no pienso -de momento- volver con usted; que el calendario no lleva hojas porque se las arranqué para hacer una buena paella, y aunque se me pase el arroz... ¡no vuelvo con usted!.
Aún recuerdo aquella odiosa kedada como si fuese ayer, -donde esperaba a que usted llegase- como también la esperaba ese otro novio suyo llamado Castelar, solo que él lo hacía con mirada de felino perdonavidas, quien parecía estar diciendo: ¡AL QUE SE MUEVA... LO MATO!.
Pep (que así se llamaba Castelar para los amigos), iba dando vueltas enérgicas por los pasillos -cortando el aire con su propio cuerpo al caminar-, a la misma vez que con sus anchas espaldas cubría toda la amplitud de aquellos pasillos, incluso donde no llegaban sus espaldas... llegaban sus brazos, para apartar a la gente suavemente (de un manotazo); el muy pedante... iba ceñudo y desafiante como si fuera Gary Cooper en la famosa película "SOLO ANTE EL PELIGRO".
Estaba muy cabreado -me refiero a él-, por consiguiente la cosa se había puesto fea, (aunque se llamase Pep -a secas-, el tío medía seis pies de altura); pasó por mi lado y me miró a los ojos sin pronunciar siquiera mi nombre (ni que tuviese la culpa yo de que usted no llegase); pasó otra vez por mi lado y volvió a mirarme a los ojos, solo que ahora lo hacía descaradamente por encima de su fornido hombro; (todos los de la kedada suponíamos que tenía el caballo aparcado fuera, eso si no lo había dejado pinchado en el Valle de Arán, una mañana que fue a por setas.
Menos mal que por fin llegó usted (creo que todo el mundo se lo agradeció), ya estábamos mareados de tantas vueltas y casi al borde de la histeria. Él se subió al podium donde habitualmente debe demostrar ¡quién es el rey!, y usted con todos los sentidos anulados... se arrastró hacia él babeando y sin ver a nadie, incluso creo que pasó por encima de mi propio cadáver... sin siquiera inmutarse.
¡Ya no podía más!, y me dolían los tobillos de tener que aguantar tanta belleza; me armé de valor y me fui donde estaban ustedes para que supieran ¡quién era yo!; no sé si usted se acordará... pero fui yo quién cerró fuertemente su puño, lo retorció y metió dentro del bolsillo (en prueba de mala leche), y lo hice con todas las consecuencias, precisamente cuando pasaba a unos tres metros de donde ustedes estaban.
Gracias a su llegada pudo tranquilizarse Pep Castelar, y con él todos los animalillos que por allí andaban, (excepto yo), que la guerra de mi mente era más intensa cada vez.
Atentamente tal y cual...
Wat.
PD: desde luego.. ¡qué pocos miramientos tiene usted!, (mira que hablar de cosas tan personales como estas en los foros); ¿qué pensará Cafeína de todo esto -si nos lee).
Watson_de_Leche
22/6/2008
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