HOY NO HABLARÉ DE TI
Hoy no hablaré de ti, no hablaré de la ilusión y felicidad que aportas a una vida yerma que a tu lado vuelve a germinar como si hubiese sido recién plantada, y que crece continuamente gracias a tus cuidados, a todo lo que aportas.
No, no hablaré de tu ternura, de tu corazón ni de tu entrega como tampoco lo haré de cómo se transfigura tu rostro cuando estamos juntos, o del susurro cálido de tu voz cuando me hablas bajito, ni hablaré de tu mirada cálida y dulce como una caricia capaz de descomponer la dureza del acero solamente con su brillo, ni de tu sonrisa acogedora que sirve de refugio a mi alma cansada, como tampoco mencionaré tu corazón generoso, que cede al mío alguno de sus latidos para marchar al unísono.
Por supuesto que no diré nada de tus labios suaves como la seda, íntimos, refrescantes y ardientes, que al besarlos aplacan la sed de ti, al tiempo que queman mi piel en encendido preludio de tus caricias que siempre me elevan hasta el cielo envuelto con el manto de tu delicada entrega.
Si no hablo de lo anterior, como podría decir nada de tu piel, blanco terciopelo por el cual se deslizan las yemas de mis dedos impetuosos, tímidos y exigentes siempre ávidos de tu contacto, o de tus senos desafiantemente majestuosos, erguidos, procaces y recatados, asomando de tu cuerpo esquivos y sin embargo deseando ser acariciados, provocando por partes iguales ternura y deseo, en todo caso afán por besarlos.
Imposible hablar de tus formas redondeadas y gráciles, poema curvilíneo de inacabables trazos, imposible hablar de tus dedos alados, romances de amor sobre mi piel cuando la recorres despacio, no, no te preocupes, no haré referencias la tenue curva invitadora de tu vientre, ni a tu sexo arrebatador, encendido y húmedo, siempre colmándome de placer, solamente por poder otorgárselo.
No, hoy no hablaré de ti
Hoy te soñaré a mi lado, sin solución de continuidad entre nuestra piel, ni entre nuestros labios, con los brazos entrelazados en un fuerte abrazo, con mi mirada perdida en la profunda sima de tus ojos, mientras mi voz caracolea en tu oído repitiendo incansable dos palabras. TE QUIERO
Hoy, no hablaré de ti, ni de lo que siento, porque es tiempo de soñarte
Un guerrero bárbaro
Gwendall
29/11/2003
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