SOBRE Y ENTRE LAS LLAMAS...
....de una hoguera, la mirada se pierde envuelta en abstracciones que escapan a la razón y a la contención de nuestros propios límites mentales. Quemar algo de ti para que algo nuevo vuelva a renacer es la leyenda transmitida. No hay que resistirse por temor a perder, porque no hay nada que se pierda definitivamente, solo cambia de estado y se aloja en otro lugar, y así es en lo físico y lo etéreo, y ahí permanecen para ser recuperadas cuando lo deseemos pero de otra forma.
Hay cosas que no quisiéramos perder en la misma forma que las conocimos y gozamos pero la vida es un continuo cambio provocado por nosotros o no, nos guste o no nos haga puñetera gracia, nada es perdurable en calidad ni en continuidad, renovable con otro cariz pero no idéntico.
A un nivel determinado, ciertas tendencias arraigadas en nosotros deben dejar paso a la prioridad por otras por una razón más que suficiente, por avanzar. Y nunca hubo cambio alguno que no supusiera alejarse de algo para acercarse a otra cosa más intensamente, pero lo anterior no desaparece, permanece en un segundo plano para no ser utilizado jamás o para acercarlo a voluntad puntual.
La convivencia entre diferentes sentimientos es más fácil que la convivencia con las personas físicamente, sin embargo el equilibrio de lo uno te acerca a lo otro.
La escala de valores que permanece inalterable indica falta de evolución y en mayor o menor medida no creo que nadie la conserve igual desde el principio del camino.
Hay momentos en la vida en los que los astros externos y los internos se ponen en conjunción propicia para ver con más claridad. Nadie es ajeno del todo a sus propias virtudes y defectos, uno puede engañar a los demás pero a sí mismo el engaño lleva a un conflicto que acaba teniendo peores consecuencias que enfrentarse a la realidad.
Las llamas tienen la apariencia del color naranja intenso pero adentrando la mirada en ellas se perciben tantas tonalidades como opciones tenemos de quemar los lastres que arrastramos. El fuego cauteriza y elimina gérmenes nocivos pero también arrasa, aniquila y destruye, y así ocurre con cada cosa necesaria para la vida del hombre en la tierra, todo lo que proporciona vida y bienestar, destruye esa misma vida utilizado de otra forma.
El mismo amor nos eleva a las alturas del gozo más infinito y es capaz de ahogarnos y de apagarnos el fuego de su llama cuando se vuelve absolvente, dependiente y cautivo.
Y así vagaron mis pupilas en el interior de aquellas tonalidades ardientes que subían, crepitaban y te invitaban a ser guiada en una danza de abstracción que contenía todo aquello que fueras capaz de dejar fluir sin temores. Quemé mentalmente en esa hoguera principalmente cualquier tentación de querer para poder llegar solo a amar.
Tuve la impresión que ese era el hilo conductor principal para que todo tipo de afecto, desde el más filial al más lujurioso fueran nobles y exitosos por mi parte, los demás que alivien su cruz solos, porque solo en el silencio de uno mismo se ve, aprecia y se cambia aquello que nos hace infelices con más veracidad.
Amar bien a los demás y amarse uno mismo es el único respeto a la vida que lleva a buen puerto, y es tan importante, que incluso aun no siendo correspondido con la misma calidad de moneda prevalece la paz interior.
Los bomberos hicieron el resto y el solsticio pasó de nuevo marcando el reloj del planeta, siempre hay oportunidades para regalarse y regalar ilusiones, propósitos, gestos, todo forma parte de la misma realidad. Y la virtualidad no es menos tangible que el mismo pensamiento o el sentimiento porque todo lo que hace vibrar vive en nosotros y forma parte de nuestra realidad, el orden que ocupen ya es decisión nuestra.
Feliz día de San Juan a aquellos que les sirve de excusa para ser agasajados, todos necesitamos un día especial, sea cual sea el motivo y la oportunidad.
Mila
24/06/2006
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