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_____El blog de los Cuarentones

ROMANCERO DEL QUEJIO

ROMANCERO DEL QUEJIO

  

Tendieron la mortaja sobre su cuerpo
y sobre aquel rostro de niña-mujer
un pañuelo de blanca seda
con veinte nombres bordados
en punto cruzado y al revés.

Lo hicieron donde ella había soñado,
debajo de aquel olivo y cerca del mar,
dos de sus tantos perdidos amores,
y el destino quiso que dentro del féretro,
solo el cuerpo de una mujer.

Cuando la tierra terminó de cubrir
toda huella de su existencia,
entonces fue cuando sonó aquella saeta,
justo antes de que los últimos rayos del Sol
tiñeran de sangre y fuego el horizonte
y el día rindiera su amor a la noche.

Se alejaron los últimos pasos
sobre aquella vereda...
Ella se quedó sola por última vez,
se oyó un grillo cantarle a la Luna
y el cuclillo de pico negro se acercó
a escucharlo con desdén.

Al despuntar la media noche
unos pasos de hombre
hicieron a las piedras gritar...
Un caballero se arrodilló ante el lugar
y un beso sacó del alma
manchado con las lágrimas de su pesar.

Lo arrancó de ese corazón oculto
que siempre se supo guardar,
el grillo calló y todo el monte guardó silencio
para ese cante poder escuchar;
Te quise tanto...que no te supe guardar...

Era el final...

  

¿Se enterraba a una mujer o se enterraba al amor? ...pero las leyendas son piadosas y aun puedo continuar para cambiarle al destino el escenario y sembrarlo de pétalos de rosas, por ejemplo:

Despuntó el alba en aquel lugar,
una mortaja encontraron junto al olivo
y las huellas de un hombre y una mujer
caminando hacia el mar.
Un beso dicen que se oye siempre,
si a la media noche sabes escuchar.

Es el beso de los amores perdidos,
los del destiempo, los de la cobardía,
los del renuncio, los del silencio...
todos ellos se encontraron allí
en ese día y en esa noche especial,
y con todos ellos se hizo un ramo
de amores de flores de la verdad.

Es donde van a parar los romances de amor
cuando antes no se supieron cantar.
Es donde mueren los amores de la vida
o justo el lugar donde vuelven a comenzar.

Son mil quejidos y lamentos,
puñados de besos, innumerables historias
de igual principio y diferente final.
Es la misma bella melodía,
pero dice la leyenda que siempre es el cantor
el que marca el ritmo del cantar.

# servidora#

Juro que no es autobiográfico, aun estoy viva, así que cambien el tercio habitual (please) de las interpretaciones en las lecturas foreras, solo es un ejemplo de las cosas que se ven pasar por los caminos de la vida y en cualquier lugar (aclaración muy conveniente en determinados foros, lease mensajes). Me chiflan los aires lorquianos.
 

  

Dosquejios

05/10/2003 

   

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