EL NUDISMO Y LA LEY DE LA GRAVEDAD
Os prometo que para mi es un placer infinito quitarme en la playa el "taparrabos". En ello soy pionero. En las playas nudistas no soy nuevo, me recreo y me entusiasman las cosquillas que me hacen las olas en mi pilila cuando al nadar me hace de quilla.
Lo malo amigos contertulios es que el tiempo en que mi piel era firme y tersa, y aunque la juro a usted, que en la playa nunca se me puso tiesa, presumía de que lo que me colgaba de la "entrepierna" era cosa hermosa, capullo rojo de rosa, claveles reventones eras mis … que deslumbraba a señoras, atrevidas y candorosas, y a más de un señor le dio más de un sopor al ver aquella cosa tan primorosa.
Pero llegó el día, queridos amigos, que ni la más obstinada porfía, conseguía que aquella cosa: faro, luz y guía y placer infinito de las mujeres que compartieron mi alcoba, erguida se mantuviera como una vela en los momentos sublimes que te arroba... aquello que otrora fue una fuente de placer, que sin pedir venia ni permiso, no se relajaba desde al anochecer al amanecer, ahora hay que darla mucha coba.
¡Ay que pena! ¡Que la ley de la gravedad no perdona! Aquella firmeza en los senos de tal señora, hoy si no se los sujeta, en el suelo les rebota... Y mis pellejos antes tan sandungueros y altaneros, hoy por ti, gravedad maldita, al cirujano plástico he de ir para ver si esta pena me la quita... De aquí y allá me liposucciona y por el pito me mete una especie de goma que por lo visto la llaman silicona.
PARA MÍ YA SE ACABÓ SODOMA.
Castelar-
07/10/2003
0 comentarios