QUÉ, QUIÉN, CÓMO, CUÁNDO

   

Hace no mucho, me comentaban que cualquier intento de esquematización para definir personas o conductas es algo que no camina. Respondí que si se tiene en cuenta que es una simplificación, puede ser útil definir patrones para entender algo mejor el entorno, en cualquier caso más útil que no manejarlo en absoluto por la imposibilidad de calibrar muchos aspectos. Las etiquetas son muy jodidas, pero todo el mundo adjetiva sin contemplaciones.

Entre eso y elaborar clichés peliculeros media un abismo. Y me refiero a la insistencia pertinaz de denunciar a los "perfectos" cabrones, a los "perfectos" seductores y a las "perfectas" maduras solitarias, por ejemplo. Leyéndoles a ustedes, tal parece que hay gente capaz de elaborar personajes y estrategias, y ponerlos en práctica en el mundo virtual durante meses o años, siempre de espaldas a quienes realmente son. Es increíble que alguien se pueda tragar esa patraña. Detrás de cada letra hay una persona que fluctúa, baja y sube, está triste y contenta, agresiva o a la defensiva. No tiene maquilladores, guionistas, decoradores... ¡Menuda gilipollez!

Lo curioso es que al perfecto cabrón o a la perfecta seductora se le detrae que miente: miente sobre su trabajo, sobre su edad, sobre su aspecto físico y sobre su capacidad económica. Miente sobre su lugar de residencia y sus circunstancias personales. Miente sobre a quién conoce y a quién no, sobre sus líos con otra gente de Internet. Es las doce tribus de los timos, la pirámide de Keops de las trolas, el Everest de las bolas, el Pacífico del chismorreo, la Vía Láctea de la doblez, el Gobi de la mala fe. ¿Saben qué? Pues que si alguien se deja atraer o seducir por las supuestas coordenadas del relator o interlocutor en lugar de por la calidad del relato y la comunicación día a día, semana a semana, merece sentirse estafado y algo peor.

Lo de menos es que esté casado, sea hurgamandera, vaya en silla de ruedas o viva en Cuenca. Lo importante es si hay alguien que te pueda llegar por las cosas que escribe y por cómo las escribe. Lo haga desde un palacio o desde una chabola debe ser lo de menos. Ahora bien, si hablan de las expectativas que ustedes se han creado...

Saludos

Same
15/11/2005