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_____El blog de los Cuarentones

ROZAR LA INDECENCIA PARA UNOS, SABOREAR LA EXPERIENCIA PARA OTROS.-DESVIRGAMIENTO-

ROZAR LA INDECENCIA PARA UNOS, SABOREAR LA EXPERIENCIA PARA OTROS.-DESVIRGAMIENTO-

Tengo un grupo de amigos desde hace años a los que por circunstancias personales mías no había visto desde hacía tres años, cuando volví a salir con ellos conocí a Meri, una mujer soltera que se había adherido al grupo durante mi ausencia. Enseguida hicimos amistad, tenemos una forma de bromear muy parecida y nos llevamos muy bien.

Ella parecía tener mucho éxito con los hombres, se le acercaban cómo moscas pero después de unas cuantas salidas juntos le retiraban la palabra, yo no entendía cómo una persona tan tierna y simpática no sabía conservar la amistad después de un romance fallido.

Decidimos hacer un viaje juntas visitando unas cuantas playas, una noche cargada de copas y extenuadas de bailar en una disco de la playa, volvimos al hotel rendidas, nos duchamos y nos estiramos en la cama con la luz apagada.
Las copas, la nostalgia de soñar con alguien que nunca llega o los astros nos propiciaron las confidencias, y en medio de un mar de lágrimas me confesó algo que me costó creerme al principio, pero era tal su llanto amargo que acabé creyéndola.

Meri era virgen a pesar de que acaba de cumplir cuarenta años, comprendí su estado, realmente era una gran desgracia aquello. Me imaginaba los años que se había perdido y el solo pensamiento de que me los hubiera podido perder yo me dejaba en un estado angustioso de impotencia. La comprendía perfectamente.

El caso es que ella ligaba y ligaba a tope y hasta el final, pero el final...ay el final...cuando el potro salvaje estaba más alocado, ella se levantaba y le daba mil excusas para no continuar, pero nunca confesaba lo que le pasaba y el miedo que ella le tenia a ese momento.
Por otro lado, ella temía que la otra persona se riera por la edad que tenia y por estar en pañales.

Comprendí en ese momento el porque no conservaba la amistad después de los calentones, me imagino la mala leche enquistada del maromo en cuestión, dicen que duelen un huevo los huevos cuando se quedan a las puertas del picadero.
Juro que nunca hice tamaña fechoría, doy y dan fe de ello. Aquello había que solucionarlo, ¡y pensar que era la más ligona del grupo!.

Durante los siguientes meses, nos dedicamos a intentar buscar soluciones a aquel conflicto. Le sugerí que la próxima vez contara la verdad, tal vez a un hombre le encantaría saberse el primero, no todos lo consiguen, jeje, pero no...ella temía que se rieran.

Tal vez podía fingir que tenía experiencia y si llegaba a sangrar, pos que le acababa de venir la regla y ya está, pero no...eso también le daba vergüenza.

Bueno...le dije, pues se me ocurre algo menos romántico pero en contrapartida muy aséptico, casi estéril, jajajaja. Yo le acompañaría al ginecólogo por aquello de darle ánimos, y si ella no se atrevía, yo misma le contaría su problema al ginecólogo y le pediría que la desvirgara.

Y además, si quería, la llevaba al mío, que es de nuestra edad y está muy bueno, -mi palabra de honor que sueño con él las siguientes noches despues de cada revisión-.

Solo tenía que cerrar los ojos y allí donde metiera que otra cosa viera...pero no...que su padre es médico y dos de sus hermanos también y esto es una ciudad pequeña y se partiría el culo la profesión.

Y ya desesperada después de varios meses de sugerencias se me ocurrió en broma; ¡pues hija, cómo no te contrate un puto ya no se me ocurre nada!.

...Y en que hora lo dije...

Invitalanoche

28/6/2004

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