BRINDIS AL SOL
http://www.telefonica.net/web2/arpar/Musica/Samuel_Barber-Agnus_Dei_Adagio_for_Strings_C.mp3
Todos los hechos le condenaban, como condenaron a su abuelo Apacible y a su padre Cabal, y seguro que también condenarían a su hijo Apocado y al hijo de su hijo que se llamaría Extraño, como él. Proceder de una familia pobre les condenó, y también les condenó pertenecer a una estirpe rebelde, aunque lo que más les había condenado fue su honestidad en un mundo desleal. Gran peso del castigo estaba implícito en el suburbio donde vivía de la ciudad donde vivía, confinándole a una lucha sorda y sin metas o a deambular eternamente al margen del epicentro.
Ahora, aquello que había hecho que su vida fuera menos insoportable, Trocha y los hijos de ambos, le ataba a un lugar del que deseaba huir desesperadamente. Hasta eso le condenaba a una existencia donde una mujer pobre de espíritu y resignada y unos muchachos devorados por la calle determinaban la longitud de su correa y la apretura de su bozal.
Extraño se fuma un cigarrillo ya sin ganas, se mira en el espejo y no ve a nadie, sólo a un hombre centenario que desmiente al espejo porque es su ajado padre antes de acabar en una rígida urna de cenizas. El alba despunta pero la noche no termina, ni la oscuridad desparece cuando sale el sol de la mañana y le acusa con sus dedos luminosos. Se tira a la calle y camina sin rumbo, atravesando una acera de desengaño detrás de otra, no hay nadie en el mundo y abriendo el canto de una vieja melodía de antiguas épocas su voz se quiebra. Contestando preguntas que jamás le hicieron cierra los ojos y recuerda la única recompensa que puede obtener su linaje: la decrepitud del desheredado.
Extraño deja escapar un manantial de corazón pero no tiene con quien cruzar el llanto y decide que llegó la hora de caminar fuera de este extraño mundo.
Saludos,
Same
25/11/2008
http://foros.ya.com/SForums/$M=readthreadrep$TH=7383957$F=31311$ME=15862125
Todos los hechos le condenaban, como condenaron a su abuelo Apacible y a su padre Cabal, y seguro que también condenarían a su hijo Apocado y al hijo de su hijo que se llamaría Extraño, como él. Proceder de una familia pobre les condenó, y también les condenó pertenecer a una estirpe rebelde, aunque lo que más les había condenado fue su honestidad en un mundo desleal. Gran peso del castigo estaba implícito en el suburbio donde vivía de la ciudad donde vivía, confinándole a una lucha sorda y sin metas o a deambular eternamente al margen del epicentro.
Ahora, aquello que había hecho que su vida fuera menos insoportable, Trocha y los hijos de ambos, le ataba a un lugar del que deseaba huir desesperadamente. Hasta eso le condenaba a una existencia donde una mujer pobre de espíritu y resignada y unos muchachos devorados por la calle determinaban la longitud de su correa y la apretura de su bozal.
Extraño se fuma un cigarrillo ya sin ganas, se mira en el espejo y no ve a nadie, sólo a un hombre centenario que desmiente al espejo porque es su ajado padre antes de acabar en una rígida urna de cenizas. El alba despunta pero la noche no termina, ni la oscuridad desparece cuando sale el sol de la mañana y le acusa con sus dedos luminosos. Se tira a la calle y camina sin rumbo, atravesando una acera de desengaño detrás de otra, no hay nadie en el mundo y abriendo el canto de una vieja melodía de antiguas épocas su voz se quiebra. Contestando preguntas que jamás le hicieron cierra los ojos y recuerda la única recompensa que puede obtener su linaje: la decrepitud del desheredado.
Extraño deja escapar un manantial de corazón pero no tiene con quien cruzar el llanto y decide que llegó la hora de caminar fuera de este extraño mundo.
Saludos,
Same
25/11/2008
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