DE PIEL VERDE TENGO YO A MI TIERRA
Ya no espero a un cielo despejado pues ya han fondeado mis penas lejos, muy lejos de estas costas mías. Hoy regresan ya las lumbres a mi corazón y a las montañas que adornan mis ojos, incendian esas brasas todo el verde seco del pasado y al calor de ese fuego bajo la vista a una de mis manos y veo el mar, el inmenso mar que engrandece mis manos.
Cantan a lo lejos mis paisanos, los pastores. Cambian la piel por un par de alas, y qué curioso! no se ponen a volar, se ponen a cantar y su canto es el permiso de mis ojos para lavarse al fin, por fin. Entre las pequeñas briznas de hierba tienden una hamaca y en la hamaca bailan ancestrales bien sujetos junto a la humildad, a la labranza y al esfuerzo.
Pronto llegará Antroxu, y con él llegarán más y más duendes a mi tierra y los duendes sembraran en los ojos de mi gente, la poca, poquísima que queda, sembraran el viento en ellos para que la nuache someta a los instintos y comience la pasión antes que concluya el amor..., y se marchite. Entonces yo, yo despertaré entre ellos ya sin miedo y resucitado empezaré de nuevo a morder los pies de todo aquel que se llame de mi tierra y en las manos lleve la soledad del sin esfuerzo, de la mentira y de la falta de conciencia para que deje de llover.
En las manos de mis paisanos resucita siempre la sonrisa de la sencillez, de la limpieza. A los labios de mi gente regresa siempre la noche con la luna más azul, más redonda y más lucero que nunca. En los ojos de las pocas mujeres que quedan en mi tierra regresa siempre siempre ese sueño que se llama..., la verdad. No me pone triste que apenas queden porque como dicen mis vecinos: haberlas haylas. Qué me va a decir a mí! que conozco y soy amigo de un par de ellas y por eso cada tarde, cada noche y cuando risca el alba, regreso a robarles con un beso..., el corazón.
(Invitado)
3/2/2009
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