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_____El blog de los Cuarentones

ME HUBIERA GUSTADO...

ME HUBIERA GUSTADO...

  

Me hubiera gustado mirarme en tus ojos. Unos ojos grandes y negros, que me recordaran a los míos, pero mucho más cargados de inocencia. Unos ojos grandes y curiosos, abiertos a la vida, chispeantes.

Me hubiera gustado comunicarme contigo, mientras aguardabas en el calor de mi cuerpo, en mi cálido vientre, tu primer llanto. Y una vez aparecido en este mundo, acariciar tu cara, tus manos, tu cuerpo de semilla con aroma a futuro incierto. Verte chapotear en el agua, salpicándome a mí con tu alegría, en tu primer juego descubierto.

Me hubiera gustado verte dormir, velar tu sueño. Adivinar en tu rostro la felicidad plácida o la pesadilla ingenua, que provocara tu llanto, para abrazarte y sentir que yo era tu refugio y tu consuelo. Y acunarte mientras te relatara lo que a nadie he podido contarle, todo lo que mi fantasía guardaba solamente para dártelo a ti, convertido en un profundo cariño indescriptible, para verte sonreír.
 
Me hubiera gustado garabatear contigo en un papel. Un perro, un gato, un lobo bueno, una princesa o un mago, en trazos rápidos con pinturas de mil colores, que asombraran a tus ojos y despertaran tu imaginación. Y verme yo misma convertida en una rara imagen con cabeza de bola, cuatro pelos de pincho, un cuerpo trapezoidal del que salieran cuatro palitos, cuyos extremos terminaran en dedos, como las huellas que dejan las gaviotas en la arena, y reírme contigo.

  
Que descubrieras más tarde las letras y luego las palabras, para que conocieras la magia que encierran y como son capaces de llenar nuestro espíritu con cosas hermosas. Como se puede viajar a lugares maravillosos sin moverte de tu silla, y vivir y sentir la vida de otros, o el reflejo inexplicable de nuestras propias vidas, de nuestras dichas y tristezas.
 
Verte crecer y despertar al amor, aunque no pudiera evitarte penas o desengaños, pero sí compartir tu felicidad, escucharte y aconsejarte lo mejor que supiera mi corazón. Abrir mi mano, convertido ya en hombre y verte despegar el vuelo, planeando libremente por tu destino, entre luces y sombras que te cubrieran, a veces, como a todos los humanos

 

Hasta que tú un día fueras también semilla y miraras orgulloso unos ojos, que te recordaran a los tuyos, pero con la curiosidad y la inocencia de otra nueva vida que comienza.

  

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