TRANSVERSALES CUNEIFORMES DE UNA EXISTENCIA TELÚRICA
Basta un simple vistazo a la sociedad para darse cuenta del precario equilibrio en el que nos movemos los seres humanos.
Nuestra superioridad sobre otras especies nos obliga a desarrollar unas normas mucho más estrictas que las que rigen el mundo animal, y son precisamente éstas normas las que favorecen los comportamientos transgresores.
El comportamiento humano es bipolar, debatiéndose en todo momento entre actuar como animal o como humano, y depende del grado de evolución del individuo concreto, su actitud se orientará hacia uno u otro polo.
Así tenemos que los individuos menos evolucionados se inclinarán hacia el polo más animal; y cuánto más evolucionado se encuentre, el comportamiento animal se hallará atrofiado y habrá dado paso a un comportamiento humano.
Por una evolución sin condicionamientos conductuales.
Mr_Bean
19/5/2005
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