ESPERAS
Siempre quiso recoger cosechas de generosidad sembradas en la inquietud de la infancia, en los días de la adolescencia cuando se besaba torpemente en las esquinas, en las primeras citas del parque.
Siempre quiso recoger esas cosechas de besos ebrios de inocencia para dejarlas como huellas en el aire de la tarde madura de unas vidas lejanas, tan distantes como las algas que levantan el horizonte y amplían los ojos.
A golpetazos de vida se ha vuelto “blando” en el aroma del café, ya no es agricultor de sueños, ya su cuerpo se ha sentando a contemplar una silla vacía que extravió su mundo para siempre y espera, espera mientras el humo del café le regala el recuerdo de unos brazos que no eran otra cosa que la entrada al paraíso.
Y mientras llega la noche continúa esperando, como si quisiera que alguien le vuelva a retratar de sueños en una Nochebuena cargada de regalos laminados de miel, de manos moldeando un corazón de mar, de caricia primera hiriendo temores y temblores. Espera que se desate el triste nudo de un presente, de un hoy que solamente retrata una media sonrisa en su vida.
Jandalillo
28/12/2004
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