DESDE MI RINCÓN

   

Son tantas las palabras que se han quedado sin pronunciar, tantos los momentos que no tendremos, tan grande tu ausencia, y sin embargo todas estas cosas reunidas, ausencia, momentos y palabras no podrían llenar el vacío que has dejado.

Cuando me miro, (procuro hacerlo pocas veces) no me reconozco, veo un actor en el escenario de la vida, representando la tragicomedia de su existencia para agradar a quienes le rodean, un actor cubierto por la túnica de su imagen social, y sobre ella, a manera de máscara griega, la risa fácil que tanto gusta al público, debajo de ropajes y máscara, la nada, un ser insensible, una mente sin pensamientos.

No se está mal de todos modos, siento que el tiempo resbala sobre mi piel, la erosiona y gasta en su transcurrir inexorable y apetecido, noto como se desliza la vida a mi lado, cual brisa húmeda de la madrugada, sin influir, solamente pasa a mi lado, en ocasiones golpea, a veces un poco más fuerza pero el alma vacía y amorfa se adapta al golpe, lo mimetiza y no percibo su efecto.

Solamente, en ocasiones muy contadas, como esta noche despejada, sin nubes, sin esa bruma marina que tanto me agrada cuando me rodea y me oculta en ella, aislándome, separándome de todo y de todos, solo quedo yo, intentado fundirme en ella para desaparecer juntos con los primeros rayos del alba, en esta noche he cometido el error de levantar la vista hacia el firmamento, y una lagrima cálida, pequeña, casi insignificante ha templado por un fugaz instante la gélida mirada, cuando una de las estrellas, señalándome con su luz sonriente me ha recordado que una vez me vio sonreír entre feliz y celosa mientras le hablaba de ti.

    

Después de evaporarse esa lagrima la noche ha vuelto a ser como siempre, ese abismo oscuro en el fondo del cual tengo mi rincón favorito, un lugar al que nadie llega, allí, donde comienza la nada.

Buenos días 

 

Paseante2003

05/08/2003