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_____El blog de los Cuarentones

HOY HAS VUELTO A ENAMORARME

HOY HAS VUELTO A ENAMORARME

  

Hoy he tenido un ramalazo de esos humeantes y calientes que tú tan bien me conoces y he recordado aquella tarde en la que centenares de personas se concentraban en las puertas de las Ventas para ver entrar la cuadrilla del último de los Belmonte, el Sol, las moscas, los abanicos y los claveles humeaban la siesta de Agosto, las ropas se pegaban a los cuerpo y los periodistas como siempre impidiendo tocarle el paquete al torero en un descuido deseado.

Tú, que me conoces ya demasiado, sabias que esos eventos de feria y burladero me ponen la fiebre por las orejas y te pasaste la tarde buscándome entre la muchedumbre de peinetas y colorines desde la Pza. Mayor hasta la calle de Bienvenida. Allí estaba yo, apretada contra el cordón policial, fascinada y casi en trance por el calor y el olor a sudor de tanta humanidad pegada y empujándose para entrar al mismo tiempo que los toreros.

En un momento determinado me di cuenta de que alguien se apretaba contra mi por detrás con mucha más fogosidad de lo normal, y como me gusta mezclar emociones morbosas, en mi excitación por la contemplación de ese torero que marca como ninguno y esa sensación de ser presionada de aquella forma, tenia el cuerpo más enfebrecido por momentos.

Llevaba un vestido blanco de algodón muy fino, en parte por el calor de aquellos días y en parte porque me gusta lucirlo especialmente porque deja transparentar el color de la ropa interior y tú sabes que a las mujeres nos gusta jugar a provocar.

Dos manos rodearon mi cintura y sentí con toda evidencia el cuerpo de un hombre pegado a mí, esa conocida forma dura y prepotente pegada a mi culo me hizo contener la respiración, pero mis ojos seguían fijos en la figura de mi torero que ya hacía la entrada en la plaza mientras mis sentidos se dejaban seducir por las manos que ahora avanzaban hacia mis pechos apresándolos.

Estaba aturdida por mis emociones contradictorias pero no me moví ni quise volver la cara, Mis labios temblaban mientras sentía que me deslizaban la cremallera del vestido hacia abajo y tuve que reprimir un gemido cuando noté como una caliente y húmeda polla se introducía a través de la abertura.

La gente vitoreaba mientras yo sentía avanzar aquel enorme falo cada vez un poco más hacia dentro, unos dedos apartaron con delicadeza mis bragas sobre una de mis nalgas.

Es indescriptible la sensación que produce sentir que en medio de tanta gente ajena a lo que te está ocurriendo, una pueda sentir que la van a follar de un momento a otro. Yo no podía estar más mojada y estaba por gritarle a ese hombre que acabara de metérmela entera, que siguiera acariciándome los pezones de aquella forma tan excitante, que quería correrme en medio de toda aquella gente, y fue en una de esas embestidas que me dabas cuando te reconocí, cambiaste la forma de acariciarme, nadie me tocó nunca las tetas de forma tan sublime y entonces pronuncié tu nombre y tú quisiste soltar una carcajada que quedó ahogada por tu propia excitación cuando inesperadamente te derramaste de forma casi brutal dentro de mi y yo te seguí...

No llegué a ver aquella corrida, con la nuestra tuve bastante, nos alejamos cogidos de la mano y riéndonos, yo sintiendo correr el semen caliente y viscoso a lo largo de mis piernas y tú abrochándote precipitadamente la bragueta.

El chocolate con churros que nos tomamos en la Venta La Tomasa me supo a gloria aquella tarde de nuestro reencuentro.

Siempre serás mi mejor sueño de hombre, mi macho, mi príncipe, el embajador de mis más inquietantes instintos.

Y te quiero como el primer día.

Tucaricia

17-10-2004

  

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