POSÉ SUAVEMENTE MIS DEDOS SOBRE ÉL Y CERRÉ LOS OJOS...
...ummmm... solo rozarle y me sentía feliz, los recuerdos se agolpaban en mi mente, tantos y tantos momentos que él compartió conmigo, ese calor que su roce daba a mis pechos en cada uno de mis movimientos... Pensando eso sentí ganas de volver a ponérmelo encima. Si... lo prepararía a conciencia, lo haría con mimo y delicadeza, tendría cuidado en cada uno de mis gestos, en el movimiento de mis manos... no me dejaría ni un rincón de él sin que mis dedos no se deslizaran con ternura, y mientras mis manos trabajaban incansables solo podía pensar en el placer que luego él me daría...
Lo sujeté con dulzura entre mis brazos y lo coloqué con delicadeza sobre una gran toalla que había preparado en el suelo del baño, siempre me gustó hacer esos trabajos así, no hay que tener prisa y en realidad importa poco el lugar, a veces lo hago sobre la mesa de la cocina. Lo que importa es que el resultado se note después en cada poro de nuestra piel.
Lo coloqué de forma cómoda, con los brazos ligeramente abiertos, sin forzar nada, con naturalidad... deslicé suavemente los dedos de mi mano por su nuca... el cuello... el pecho... el tacto suave de su vello me transportaba a esos momentos que pronto podría volver a revivir con él... si... efectivamente... es una de las cosas que más me gustan de él, ese vello suave y rizado, espeso y cálido, tan cálido para mi, tan cálido... que no pude resistirme a la tentación de acercar mis labios y sumergirlos, embeberme de aquel olor a limones salvajes, a aromas especiales e íntimos... a olivar, a romero, a espliego y azahar... ya sé que parece una tontería pero él siempre me sabe a esas cosas que por serme estimulantes al olfato me estimulan la mente y al final los sentidos.
En realidad él huele a mí... a él mismo y al contacto de nuestros cuerpos enlazados, promiscuos, ardientes y sublimes...
Ummm... habían pasado cuatro horas y él yacía hermoso, pletórico, como el primer día que lo vi. Su brillante color tostado y sobre todo su vello... me seguía subyugando y atrayendo...lo acaricié de nuevo suavemente y con mis labios entreabiertos me arrodillé sobre él y busqué la caricia de ese tacto en mi boca... ummmm, espero que me dures mucho tiempo con ese vigor, le dije.
Esa noche lo volví a usar, y es que, definitivamente esa es la única forma de que te dé buenos resultados, el cuidado y los mimos te recompensan siempre, no quiero ni pensar cómo quedaría mi jersey de angorina si lo lavara en la lavadora y luego lo tendiera con pinzas...
jeje... ¿pasa algo con vuestra libido?, pos si ha pasao era solo el efecto poderoso de la mente, espero que no os enfadéis demasiado por mi travesura.
Mila
04/10/2003
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