CASTELAR Y LA VOZ DE SU CONCIENCIA
Al filo de la medianoche, cuando Morfeo le llamaba a gritos; el sonido del movimiento presto del verano de las cuatro estaciones de Vivaldi que tenía programado como llamada en su móvil le espabiló.
-¡Que raro! Que me llamen a esta hora y que lo tenga conectado.
Dios había mandado a su conciencia para que hablara con él, de otra forma no se explica.
- Diga - Preguntó con cierta reticencia.
- ¡Hola! - ¿Quién eres?
Sólo oía un suspiro. Suficiente para saber que era su conciencia.
- ¿Y qué quieres de mi? .Preguntó entre emocionado e inquieto.
- Quiero lo mejor que hay en ti, tu inmenso corazón, Castelar.
Castelar quedó turbado y dudando, ya que no estaba seguro si era su mala o buena conciencia.
- Pero... - tartamudeó –Si me dejas sin conciencia, matas a Castelar. Y yo no quiero que muera.
- Ese es tu mala conciencia y debes desprenderte de ella. Nuestra señora Santa Lucía tiene otro puñal clavado en su corazón por tu culpa, y te ruega que no le hagas sufrir más.
- ¿Y que he de hacer?
- Desistir de tu actitud en el foro de cuarentones.
- Pero es que allí hay personas que me detestan y me insultan, me llaman viejo verde y facha.
- ¿Te has preguntado los motivos?
- ¡Bueno! lo de mayor es un grado al que todos los humanos quieren llegar con buen apetito sexual, y lo de facha... ya sabes que hoy te llaman facha sólo por decir España.
- ¡No Castelar, no...! te insultan porque tú les provocas con tus escritos.
- ¡Pero si yo... yo... lo que hago es expresar unas fantasías sin personalidad! ¿Tan malo es eso?
- ¡Sí Castelar, si! El ser humano es muy susceptible; muchas heridas están a flor de piel, sin cicatrizar y tus escritos las remueven y las agitan y se ven reflejados en ellos. Debes evitar toda intención indirecta para que nadie se mire en ellas.
- ¡Entonces..! ¿Sólo he de escribir a las estrellas, la lluvia y el viento...?
- Esos nunca se enfadarán contigo Castelar, porque todos amamos a la naturaleza y ésta también nos ama.
- ¡Qué pretendes Conciencia! ¿Hacer de mi un místico?
- El misticismo es la elevación del alma hacia las cimas de lo excelso.
Quedó dudando y pensativo antes las palabras de su buena conciencia, y le prometió tomar conciencia de todo lo que le había dicho.
Nada más colgar el teléfono otra llamada se producía. Muy mosqueado estuvo en un tris de no atenderla, pero optó por responder.
-Diga.
-¡Hola Castelar! ¿Sabes quién soy?
Por un eructo y un pedo que se oyeron sin disimulos, supo que era su mala conciencia.
- ¿Qué quieres de mi?
- Te tengo “pinchado” el móvil y he escuchado todo lo que te ha dicho la beata esa de tu buena conciencia. No seas gili, que como le hagas caso, mejor que te dediques a hacer calceta o encaje de bolillos.
- ¿Qué me recomiendas? La verdad que estoy indeciso. Me ha dicho cosas muy razonables.
- Castelar es como es, tú lo has hecho así, y hasta tus más recalcitrantes detractores no admitirían a un Castelar descafeinado. O le matas o déjale como es, pero no lo adulteres.
Aquello lo dejó totalmente perplejo. Pensó, caviló, razonó, especuló, discurrió y meditó todos los considerandos.
- El ser humano necesita excitarse, estimularse... y la mejor fórmula es la provocación. ¡Cómo vas privar a Extemporaneo, al invitado bufón y demás enemigos de tus aguijones! ¿Te lo perdonarían? ¿Admitirían éstos a un Castelar que no les espoleara sus sentidos? ¿Lo comprendes chaval? –Remachó su mala conciencia- Tú verás lo que haces -le dijo a la vez que se tiraba otro sonoro cuesco– Pero lo que te puedo asegurar sin posibilidad de error, que nadie, ni tus más pertinaces detractores iban a admitir a otro Castelar. ¡Tú mismo!
Así, se fue a la cama echo en el falo un lío y apenas pudo dormir. Finalmente decidió olvidarse del asunto y tomar una decisión cuando volviera de sus mini vacaciones.
Invitado
4/1/2005
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2 comentarios
Anagrama -
Francamente, no veo justificado lo que me dice para tener que evitar los rostros en las imágenes pero lo consultaré con Analysta.
Un saludo
Anónimo -
Si lo prefiera puede poner cuerpos, torsos o figuras en actitudes que guarden relación, pero no rostros que se parecen o recuerdan a otras personas, que populares o no, nos recuerdan gente conocida.
Gracias.