Blogia
_____El blog de los Cuarentones

LA GRANDEZA DEL ESTILO

LA GRANDEZA DEL ESTILO Escribía Rousseau, - a quien le apetezca encontrar auténticas frases de rancia misoginia que lo lea y encontrará para todos los gustos,- en Carta a D?Alembert: "Hoy, señor, no somos ya lo suficientemente grandes para sabernos admirar".
Desde que el suizo escribió eso, han pasado casi 250 años. Si damos por bueno el silogismo de que la sociedad va perdiendo valores a medida que avanza en su modernidad, ahora mismo debemos estar en la antítesis de la inteligencia comunitaria.
Para que una sociedad sea inteligente, -"Inteligencia Social" creo que es un término acuñado por J. A. Marina- debe estar exenta de envidias, odios y agresividades. Si a estas horas damos un repaso de nuestro día, difícilmente encontraremos actos propios en los que no se halle uno de estos componentes, sobre todo mientras nos movemos en el marco laboral, que se me antoja como el lugar donde sufrimos las más tremendas injusticias de nuestra vida, sea cual sea nuestra profesión.
En la actualidad, momento de la historia en que todo el mundo quiere ser igual que todo el mundo, -ahí tenemos todos esos programas chichinabos en los que se cuentan todos los chismes, en los que todos los personajillos públicos parecen cortados por el mismo patrón-, el mal gusto en los modos, en las expresiones y en el estilo de vida, - a los que se les pone todo el neón para resplandecer-, nos invade. No somos capaces de mirar, y menos de descubrir, las cosas interesantes, las que realmente pueden llenar nuestra vida.

Decía Carmen García Rivas, - distinguida profesora de comunicación-, en un artículo que he leído recientemente, que las sociedades prósperas reconocen los méritos de sus ciudadanos, pero, claro, no se refería sólo a los logros en farándulas y con lentejuelas, sino a aquellos propios de la dedicación, el esfuerzo, la persistencia y el silencio. El no reconocimiento moral, decía, conlleva a la desazón y al pasotismo. De lo contrario, si algunas obras se reconocieran más y mejor públicamente, este reconocimiento daría más fuerza a su autor y conseguiría mejores resultados. Por ende, habría contagio en el resto del personal y dejaría de existir tanto talento anónimo. Esto pasa en la sociedad y en las empresas: No sabemos "mimar" ni "retribuir" emocionalmente.

A menudo me he propuesto salir a la calle con la mejor de mis sonrisas y, si veo a alguien que me llame la atención gratamente, decirle: "me gusta tu estilo, me has alegrado el alma: gracias".

Disfruten de la jornada.

Oscar_Lois

1/11/2006

http://foros.ya.com/SForums/$M=readthreadrep$TH=5163434$F=31311$ME=12124719

0 comentarios