SOY UN OBJETO ORGÁSMICO

  

No sé si he sido yo quien les ha enseñado, a fuerza de indolencias y de búsquedas de placeres sumos, a desear y obtener con facilidad. Una vez probados los deleites que satisfacen el gusto sensual, -otrora y con otros, imposibles-, se incapacitan, ellas a sí mismas, para buscar a otros de peor traza. Porque, esto del saber hacer en la pérgola de las caricias, no es otra que trazas en las intenciones y en guiarlas a la perfección del espasmo jocundo y lujurioso.

Cuando una chati se te arrima con cierto recelo, -o te acercas tú, sin haberte dado cuenta del cartel que lleva en la frente de "busco al gran follador de mi vida"-, para ver de qué palo vas, lo que está buscando es que le conviertas esa sonrisa vacía que te ofrece de entrada, con una frase inteligente, -dicha con firmeza y autoafirmación-, sutil insinuación y mirada en picardía, en una carcajada de entrega. A partir de ahí sólo te queda tener paciencia en la cama, durarles un rato más de lo que aguantan ellas y poder repetir un par de veces. Si el primer día demuestras eso, ya no te las quitas de encima y sólo te quieren para que las folles. Mejor dicho, sólo te quieren para follarte. Porque encima vamos y nos creemos que quienes follamos somos nosotros.

¡Santo varón

Invitado

15/08/2005

  

PAG 648 HEMEROTECA