FÁBULA DEL PILLA, PILLA AL LATEBROSO
No quiso jamás ser conocido, tan solo ayudaba a quien podía y después se perdía con la misma levedad con la que había aparecido. Tal era su bondad y fortuna que pronto se vio perseguido por una horda de conjurados que sembraron los pueblos de Castilla, Aragón, Navarra y otros territorios aún en manos del Moro, de bandos y encuestas con la sola ambición de desenmascararle, para desnudar su alma y robarle <>.
Una noche de verano el hombre Latebroso despertó sobresaltado, pues una pesadilla le había robado el sueño. En ella, un caballero culto, místico, alto y de refinadas maneras, tocado con un yelmo negro y flanqueado por al menos dos conocidas idólatras ataviadas con túnicas purpúreas, acordaban extender su red de correveidiles, nutrida de gañanes y filipichines para que inquirieran en todos los rincones de los reinos con el fin de que alguien pudiera dar fe del virtuoso caballero.
Muchos fueron los encuestados, entre ellos alcahuetes malintencionados, empero llegó el punto que algunos renegaron de tales intenciones pues tan blancas sus almas habían quedado tras la experiencia con el Latebroso, que sólo cabía gratitud. Así pues, la obsesión se volvió en contra del triunvirato funesto pues las gentes de bien alertaron al campeón y éste, buscó nuevamente inspiración en sus sueños para combatir y desconcertar a sus proverbiales enemigos.
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El Latebroso bajo el manto de abceso dice: << Sirva mi ausencia en estas tres jornadas siguientes de posible novilunio en las que se busque la paz y el sosiego, y lance un órdago en pos de la reflexión y el análisis para poder dar con el deseado. Que la fortuna os sea aliada.>>
MORALEJA: “Esto son habas contadas, así que a desgranar la vaína...”
PD: Con interés se recopila una buena información, base principal para salir invicto en todos los frentes.
Abel C.
Reposición: 21/5/2006
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