A LAS AMIGAS NO SE LES TOCA EL CULO
Ella se había comprado delicada corsetería, -un baby doll muy sexy de color negro-, que le hacía más atrevida y le rejuvenecía, pero mantenía su madurez exquisita y apetecible por ellos. Imponente, sutil y sensual, como sólo ella sabía ofrecerse. Aquella noche, decía para sus interiores, podría, al fin, consumar lo que había iniciado hace tiempo: Unas líneas por msn, unas palabras por el telefonillo, ja-ja-ja, je-je-je, ji-ji-ji-ji, aquí paz y después gloria, pero nada de insinuaciones por parte de él.
Se les ocurrió desplazarse para un encuentro, -por esas cosas que pasa en estos ruedos, que te puede más la curiosidad y el morbo que el deseo en él; con toda la intención en ella-, con ocasión de un desplazamiento, -por motivos de trabajo-, de ella a otra ciudad cercana a la de él. Él con la excusa de una cena fue suficiente.
Se encontraron, cenaron, tomaron la copa y, relativamente temprano, se les acabaron las conversaciones y los sitios. En el último, viendo ya que se acababa y ante la parsimonia de él, ella hizo un acercamiento de sus labios sensuales hacia él, esperando que él hiciera el resto. No llegó. Él le explicó la siguiente teoría:
"Es cuestión sagrada respetar a los amigos. Y a las amigas. En todas las formas de expresión que requiere el respeto, incluso con los pensamientos. Así, a una amiga, a un amigo, se les debe quitar un cabello de la blusa, -ello significa proximidad, cariño, confianza-, se le puede señalar que llevan la bragueta abierta, -con total discreción, por supuesto, como por ejemplo, “súbete la cremallera que se te va a helar la almejuela y no se cotizan tanto como al natural” o “tápate ese bicho peludo que se te va a erosionar por las miradas impúdica”; también se les debe decir cuando se han pintado los labios de rotulador para que se lo limpien o cuando se les ha salpicado las últimas gotas de la decantación, para que se lo vayan a secar o se pongan en sitio discreto hasta que se sequen por si mismas."
Ella, claro, no entendía nada. Se quedó inmóvil y muda pensando que los ramalazos que ya le había parecido ver en sus conversaciones anteriores se estaban confirmando, crecidos de manera esperpéntica.
Resultó que él, se había inventado la historia, porque debido al frío se había colocado los calzoncillos largos de felpa y no se atrevía a presentarse ante ella con esa guisa.
Lo mismo: Feliz semana, llena de calor.
Oscar_Lois
18/12/2005
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