DE LA MUERTE A LA VIDA

Mi semblante..., de viejo olmo;
moribundo por riachuelo seco
espigado,
rozando los nublados cielos
con la copa seca
sin savia en mis hojas,
habitáculo de azabaches cuervos
y yo..., añorando con penar los verdores.

Mi ánima..., ausente de cariños;
como un mirador sin vistas
calcinada de invocaciones sin presencia,
fría como hueras grutas inexploradas
donde sólo moran culebras y dragones.
Y yo..., añorando acunar imposibles.

Mis ojos..., ciegas lunas opacas;
reflejos de neblina sin imagen
nitidez que emigra a la negrura,
donde mora el dolor protervo
que lacera mis entrañas
y me matan poco a poco.

La noche..., fue caprichosa ofrenda;
de mi agonía surgió la sonrisa
hermosos compases a ritmo de vals,
envié misivas con flores
y en mis ramas se posaron risueños
varios jilgueros..., una gaviota.
!Por fin recobré el verdor!
Soterrado por siempre mi hondo penar.

Como geiser de volcán
brotó de mi alma un oasis
vergel de hermosas flores
cristalinas aguas sagradas
que unidas a mi sangre...
batieron en cóctel tu risa
venciendo a los imposibles.

La aciaga cortina negra
que ofuscaba mi mirada,
dejó paso a translúcidos ojos
que vieron clara la luna llena
y la alegre espuma blanca
de infinitos océanos.
Vuelves a ser..., el aire que respiro;
tu aliento me da vida
y sana las heridas de mis entrañas.
De la muerte, he pasado a la vida.


amasio

5/4/2004