LOS CAPRICHOS DEL CHAT
Ayer me dejé la luz de tu corazón encendida. Pero no me importa: sólo en la noche alumbra mi ilusión y mi deseo. El día y su luz cenital avivan los colores de la vida que me distraen, a veces deslumbrándome y otras acomplejándome, y me evaden de la ilusión que me creas con tus frases cortas. Esta pantalla mía debe ser de lo más mágico para transformar unas cuantas palabras en estrellas que brillan, allá en lo alto de la carpa, sobre el traje de los funámbulos mientras hacen sus cabriolas en el centro del círculo lumínico del foco.
Y tú las llevas elegantemente, pero no puedo ver el detalle de tu sonrisa. Sin embargo pareces bellísima y encantadora. Revoloteas en el aire de mi imaginación que se deja llevar gustosamente a la madurez de tus encantos que no sé si son rojos o verdes. Pero los imagino maduros. Esa inmensa masa de recuerdos inconclusos se me desvanecen en la intimidad de mi sosiego y entre la espuma de los vaivenes de la vida.
_Cimon_
18/3/2004
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