NO CAMBIA LA VIDA
El último suspiro del invierno cuelga sus gotas sobre los postigos de la ventana, y cuidadosamente, y lentamente se va abriendo la ventana para dejar entrar la voz de los canarios que apagan ya las chimeneas y encienden las palabras de las flores, las palabras del sonido.
Hay una cuerda, un arco y un violín y una mariposa que sostienen sobre los ojos del aire un sonido claro de estanques justo enfrente de los cielos, para que ahí sueñe la luz y se recueste, para que ahí sueñen los días con su corazón fijo en el deseo, para ahí acompasar el triunfo del sabor de la ternura y así, así salir a los caminos con el dulce resplandor en las pupilas de la idéntica herencia recibida... a todo esto, clarean los cielos en Asturias y yo he de irme.
Disfruten Ustedes del día.
jandalillo
5/5/2005
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