PALABRAS
En un diccionarios se encuentra el gran almacén de palabras. Todas ordenadas, clasificadas, etiquetadas, con explicaciones y recomendaciones. Bueno, todas no están allí faltan formas verbales y algunos parientes de las familias para que estén al completo. Pero ya entienden uds. que no se puede ser tan explícito, nos tomarían como tontos. Bueno, como les decía, allí están todas, incluso las que están prohibidas (que personalmente considero mal que se prohíban, porque para eso, ni se crean!), las que no se deben decir, las malsonantes, las que al decirlas producen enfado, las que algunos mataría por ellas y las que otros matarían por su falta, las que no nos gustan, las que nos gustan unas veces sí y otras no, las que irritan con su presencia, las que cuestan de pronunciar y no porque se nos trabe la lengua, las que son muy sentidas, las que nos resbalan fácilmente, las que nunca entendemos cuando las pronuncian, las de difícil asimilación aunque nos empeñemos, las que consideramos inútiles, las que... uf! muchas y eso que no nombro la parte de las que producen el efecto contrario como las que agradecemos y las que nos agradecen, las que entregamos fácilmente y nos gusta que nos entreguen, pues, eso, allí están todas asépticas, como si nunca se hubieran manoseado ni utilizado, listas y prestas para cualquier combinación, sin ningún miedo a salirse en compañía del primero que se haga con ellas o las invoque y con una carga de ideas, ilusiones y espectros, dispuesto todo en abanico para facilitar su elección para poder ajustarse con mayor perfección y precisión que un guante de silicona.
A veces, las viciamos, se enturbian, se mancillan, les quitamos algún apéndice o rabillo en su significado (que es más fácil que físicamente, aunque parezca lo contrario), y las dejamos tiradas en cualquier sitio o colgadas de cualquier otro, pero vuelven otra vez restablecidas como si pasaran por cínica rehabilitadora y reparadora y como nuevas ante nuestros ojos, o enteras en nuestros oídos, vuelven a tener su brillo y sonido originales.
Bueno, pues, palabras al fin y al cabo, que utilizamos para vestir nuestras ideas o para desnudar nuestro pensamiento, pero son tan fáciles de tomar y acuden tan rápido a nuestra necesidad, que casi no reparamos en su importancia y utilidad.
Las dejo quietas, no sea que uds. piensen que las despilfarro con facilidad.
Invitad@
16/2/2007
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