MUJER DE HIELO
Hay dolores que se han ido y ya no atacan pues ya no huelen las heridas. Lo que carece de temblor ya no me interesa. Si a tu paso se abre el mar rojo: yo me quedo de esta orilla. No hay tierra prometida que cumplas tus promesas. Ante estos censores escondo mis manos manchadas de tinta. Ya he terminado mi condena y ya vuelvo a cargar mis maletas con estas nadas. Digo palabras y las digo en silencio porque hablar sería demasiado entre tú y yo. Hablando de palabras, la palabra soledad ya no me acompaña, ni me traiciona ahondando en las heridas. El pan vuelve a ser mi estrella irremplazable hoy, y lo será mañana, así lo he decidido yo. La palabra violencia, aunque venga del sol, ya no me roza; violencia en las lágrimas, violencia en el olvido, violencia en la indiferencia, violencia en todo aquello que tanta gente piensa y al pensar ríen, violencia en el sentido del humor, violencia en los responsables, violencia en la personalidad, violenta libertad así mal llamada, violencia que antes dolía en la bondad (la que más duele). Hoy la fresca sombra del árbol ha borrado mi sombra estremecida y tu recuerdo del dolor
A mi regreso, no deseo que reconozcas mis letras, me atrevo a no desear ni que las leas. A mi regreso tan sólo te daré las gracias por todo, por la felicidad y la risa, y también por el dolor, por el desgarrador dolor. Tras todo eso y con la mente más lúcida que nunca, sé que no espero otra cosa de ti, a decir verdad no esperaba otra cosa de ti desde hace tiempo (ya te veo tal cual eres)
Anónimo
6/2/2009
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