LAS BRAGAS
Algún ser anónimo afirma siempre majaderías, por ejemplo que un asunto de bragas no puede estar sujeto a debate alguno cuando es sabido que debate se puede hacer hasta de una pestaña caída al sacudirse el ojo de entre la maleza.
Las hay de algodón aunque ahora las féminas no suelen encontrar en ellas el ideal del atuendo interior, sin embargo siempre fueron cómodas y suaves al tacto y permiten ponerlas con lejía si hace falta aunque yo recomiendo lavarlas sin esperar a que se haga patente suciedad alguna.
Las bragas de algodón no admiten muchas fantasías de diseño porque no pueden combinarse con transparencias y encajes en exceso ya que un tejido es mucho más recio que el otro y acaban rompiéndose por allí donde la juntura pierde el hilo.
Es cierto también que algunos hombres pierden el hilo de sus fantasías precisamente en las braguitas de algodón. yo recuerdo a uno que me hizo comprarlas porque no existían en mi ropero, y además debían ser de color blanco, menos mal que no ponía condiciones sobre diseño, si me las llega a pedir hasta la cintura me siento como mi abuela en la noche de todos los santos con bragas porque era pecado.
Y es cierto que recuerdo mi tierna infancia llena de bragas de algodón blancas en la inmensa mayoría del cajón.
Era como los calcetines, si eran blancos hacían más in para nuestras madres, más elegante, más limpio. Yo en cambio no tardaba en rozármelos con el tacón del otro pie y dejarles la marca indeleble de mi rebeldía y pasotismo, tal cual hoy mismo deniego de todo lo estéril innecesariamente.
Otro día entraremos en más honduras, yo de todas maneras sigo pensando que al margen de fantasías es mejor siempre empezar con ellas pero no retenerlas demasiado tiempo, no dejan penetrar con holgura si hay unas prisas.
Reconozco de todas maneras que los gusanos de seda aportaron algo muy importante a nuestras interioridades femeninas, luego vinieron los sucedáneos pero eso ocurre en todas las cosas. Tampoco los hombres se fijan si son de 30 euros o de 2 la media docena, supongo que lo esencial para ellos es el efecto a primera vista y que no estén demasiado apretadas para bajarlas, porque si que hay que reconocer que parecen tener cierta fijación en bajarlas ellos personalmente, es algo que no he entendido muy bien nunca.
Y si soy sincera, me da morbo ir sin ellas. Otro día les cuento.
Invitada
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