LA INTELIGENCIA NO PREGUNTA EL COLOR DE LAS IDEAS
La grandeza de la inteligencia es que puede anidar y desarrollarse en el cerebro de cualquier humano sin que tenga que preguntarle por el color de sus ideas. La historia nos da un amplio ejemplo de hombres y mujeres que han demostrado un ingenio extraordinario a lo largo de sus vidas, y que a pesar de su enorme talento, jamás se hubieran puesto de acuerdo en los conceptos de la vida: Mao She Tung y Pio XXII dos inteligencias contemporáneas condenadas a no entenderse por supeditar la inteligencia a las ideas.
Lo terrible y lo común es cuando "el color de las ideas" le pregunta a la inteligencia, entonces ésta deja de ser inteligencia pura y clara y se supedita a ellas, se esclaviza y se deforma, y muchas veces se fanatiza o sataniza entregándose a las "orgías" de su amo
El amplio espectro de la mente, no lo da la inteligencia, como ya hemos visto, puedes ser un genio aborregado a una idea; la verdadera dimensión de la inteligencia la da el talante, si, habéis oído bien, el talante. El talante en una inteligencia preclara es la que posibilita que todos sin excepción podamos observar al poseedor de ese don, con los ojos de la admiración, no sólo unos pocos como le ven al inteligente adocenado.
Un inteligente adocenado, que se erija en el "sabedor" de lo bueno y lo malo, lo conveniente o lo no conveniente, automáticamente se está convirtiendo en una farsa, en una caricatura, el inteligente con buen talante, no ve los inconvenientes; los supera. El inteligente aborregado sí ve los inconvenientes, porque no los puede superar.
Que tengan buena tarde, ustedes que pueden...
Castelar-
19/09/2003
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