RECUERDO PERFECTAMENTE AQUEL DÍA EN QUE LA INCERTIDUMBRE ME DESVIRGÓ

Le miraba boquiabierta mientras mis ojos se humedecían por la emoción de lo que ante mi se descubría como una nueva experiencia, a medida que se movía al ritmo de la música, que observaba su dominado equilibrio sobre aquellos zapatos de tacón tan altos se aceleraba mi pulso ante la evidencia de mis sospechas en aquellos últimos días estaba siendo desvelada como un acierto.

Me rondana desde hacía un tiempo e intuía sus propósitos pero había algo que me frenaba a dejarme seducir, algo que no formaba parte de mis esquemas sexuales, era un hombre atractivo y muy masculino, su figura esbelta era de complexión varonil y nada en sus gestos delataba ese temor que yo no podía interpretar por mi parte, pero había algo que no sabia definir que me hacía dilatar el momento y el acercamiento.

Cuando lo vi desenvolverse en aquella ocasión con esa soltura bajo un disfraz femenino entendí que no era por excitarme a mi sino por excitarse él, que su reto en la sexualidad era transvertirse en momentos como aquel, sentirse en la piel de una mujer y hacer lo que le gustaría le hicieran, mimetizar el alma femenina y arrancarle al cuerpo todas los impúdicos gestos que viera en algunas prostituyas, pero él no quería una prostituta, quería hacer de una mujer convencional su prostituta, arrancarle la prudencia y el decoro, sorprenderla y pervertirla hasta que pudiera llegar a confundir los roles, hasta que se rindiera como discípula en un camino nuevo de placeres insospechados, de erotismo sin limitaciones, de entrega sin condiciones. Es la ventaja de desvirgarte la inocencia lo que convierte a algunos hombres en amo y señor.

Cuando me desarmó ante la inaudita sorpresa, cuando supo que el desequilibrio de los esquemas sexistas se me tambaleaban fue dejando descubrir su cuerpo de varón con un pene erecto y dispuesto a hacerme suya, porque en ese momento él sabía ya que aceptaba cualquiera de sus facetas, que la nueva experiencia no me dejaría cuestionarme nada hasta haberme copulado hasta la saciedad u que aun después no querría volver a probar para intentar reestructurar mi equilibrio perdido. Pero eso ya nunca sería posible, desde ese momento ya nadie podría ofrecerme lo que él me ofrecía.

Y así fue como me convertí en la cuarta candidata a su mancebía repartida por en un área de 200 kms., era cuidadoso en todos los detalles y a todas quería tener satisfechas puntualmente y periodos de plazos cortos, ninguna de sus niñas iba a pasar hambre de emociones mientras él se mantuviera como un buen semental.

Yo tampoco quiero contar detalles, sobre todo porque me pongo a cien y en este momento estoy sola en mi casa, compréndanlo...

Deshonrada ya pa siempre en este foro,
Mila

26/2/2006

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