TIEMPOS Y COSTUMBRES

Decía Cicerón que es digno de amistad el que tiene en sí mismo una razón para ser amado. Pero, claro, todo lo excelente es raro, (Omnia praeclara rara, dijo).
No han cambiado mucho las cosas desde entonces en ese sentido. Si hace más de 20 siglos escaseaba lo bueno, ahora, siendo que los tiempos depauperan las excelencias, tendremos que ir a parar a aquello que sobresalga de la mediocridad, de la vulgaridad desmejorada, aunque se presente con rótulos de neón. El gris centelleante no deja de ser un ápice más que se sale de lo común.
La historia, la literatura, nos desvelan personajes de auténtico gramaje tupido de sensualidad, de estilo, de pasión y de entrega. Pero todos ellos persistentes en su entusiasmo. Embelesados en recibir negativas de su amada una y otra vez, discurrían maneras ingeniosas para llamar la atención y convertir el decoro y la decencia de la dama en entusiasmo desenfrenado. Hoy día la paciencia es una virtud en exterminio, por no decir disecada; como si se tratara de un australopiteco de museo, que todos saben que existió, pero nadie sabe lo que era.
Como decía, abundan los badulaques: lejos de insistir ante las primeras negativas, te mandan, por momentos, a sitios innombrables.

Glauca Mirada

17/6/2007

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