MIRANDO HACIA DENTRO
No tengo lemas aprendidos,
metas ni banderas,
me nutro de aventuras de dos días
y un cuarto de melancolía.
Mi camino es errante
y llevo mis pies desnudos,
a modo de un caminar sincero.
Pero no me engaño del todo,
sé que mi alma oculta la injusta suerte
de una pasión baldía.
¡Benditas la obligaciones
que ocultan el lenguaje del corazón!.
Y entre tanto, en mi equipaje conservo
el mendrugo de un beso,
siempre el último que me dieron.
A veces canto baladas de cuentos e inventos,
entremedio... oculto un amor imposible,
lo confieso.
En ocasiones, como el ancla necesaria
para que mi nave no naufrague,
intento recordar que un día
a mi me amaron de verdad.
Y eso fue cierto, con palabras y hechos.
¿Quién no tiene una historia semejante que contar mirando hacía dentro?
Yo solo me entretengo...
Anagrama
Muere el silencio ahí, entre frases secas y decrépitas de palabras gastadas. El torbellino de las hordas llena el aire de triviales, lánguidos, y tristes balidos entre ensoñaciones varias. Y resuenan a lo lejos relinchos varios de mansos burdéganos, gañidos de gansos desesperados y lamentos de cíclopes heridos en sus vanidades. 
Añoran el lino de mis sábanas 
Te mentiré para verme enredado entre tus piernas 
Si tu quieres mi cuerpo será de acero frente a la lluvia y el viento, si tu quieres enhebraré de versos tus mañanas grises, danzaré descalza sobre la luna y te traeré nuevos sueños engarzados de leyendas que nunca oyeras. Si tu quieres, estaré o me iré de entre los tules de tus ocultos anhelos y en el destierro del tiempo cubriré de rosas negras tu olvido para que no duela el recuerdo. Un amor, un deseo, un papel en blanco, una mariposa entre mi vientre y el tuyo, la pulpa de una granada abierta en mis besos, un velero sin puerto, mi guarida en ti, mi corazón entero, mi cuerpo caliente, mi verbo a tu medida... Pregúntale a la vida si es amor y cuéntamelo debajo del cielo estrellado y con los pies en la palpable tierra húmeda, caliza, verde, indomable y real, sin nubes ni castillos. 
Entre ellos palpita la humedad apoderándose del aire que penetrará mis sentidos. El fragor de la batalla de asfalto se apaga lentamente, y el silencio parece detener el corazón. 
El silencio colmó los espacios y resplandeció en los rincones del abismo tu sonrisa, inventada para mí, en esos colores, tan tuyos, carmín y blanco, rosa y añil. Como el cielo de verano apuntando al infinito, como el pómulo de un niño rubicundo, como tu sonrisa abierta al universo, tan roja como tu pasión serena. 
Tendido, ardiente blasón de oro, escucha sí la razón de tu horizonte contemplase un universo tupido en su reposo, ahora, que tu sabes, condensa leve en luz tu frente y acrecienta sin mente tus sentidos porque muero contigo, mirándote. 
Le pedí el tiempo justo para morir amando y alguna razón para vivir en los brazos de su memoria cada una de las ocasiones en que entregué un único manuscrito, callando que la piel pausada dejara por nosotros los poros de cada sentido en uno. 
Le amo como se ama la vida sin tener razón alguna y guardo en mi memoria cada una de las ocasiones en las que nos entregamos apenas sin palabras, dejando que la piel hablara por nosotros y el sentido fuera uno solo unido en el placer. 
Ahora que no puedes oírme quiero decirte que me siento mujer solo cuando estoy contigo, que solo es a ti a quien quiero entregar mis caricias, mis mejores sueños y mi más ocurrente conversación. 
